Payaso

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miércoles, 12 de febrero de 2014

Literatura de terror gótica

La literatura de gótica es un género literario relacionado estrechamente con el de terror y subsumido en éste, al punto de que es difícil diferenciar uno del otro.La primera novela gótica fue El castillo de Otranto (1765) de Horace Walpole, y la última Melmoth el errabundo (1815) de Charles Maturin. Entre estos autores el género se desarrolló con obras como Vathek de William Beckford (1786, originalmente en francés), Los misterios de Udolfo de Ann Radcliffe (1794), Las aventuras de Caleb Williams de William Godwin (Londres, 1794), El Monje de Matthew Lewis (1796) y Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki (1805).
Dentro del subgénero narrativo denominado novela, es preciso distinguirla de la narración popular fantástica del folklore y de los cuentos tradicionales de aparecidos, porque se desarrolla fundamentalmente desde fines del siglo XVIII a la actualidad y posee características distintas asociadas al movimiento estético conocido como Romanticismo. En algunos manuales de literatura se hace referencia a la novela gótica también como novela negra, si bien este término puede dar lugar en la actualidad a equívocos.

Las características de este género pasan en primer lugar por una ambientación romántica: paisajes sombríos, bosques tenebrosos, ruinas medievales y castillos con sus respectivos sótanos, criptas y pasadizos bien poblados de fantasmas, ruidos nocturnos, cadenas, esqueletos, demonios... Personajes fascinantes, extraños e insólitos, grandes peligros y a menudo cándidas muchachas en apuros; los elementos sobrenaturales podían aparecer directamente o solamente ser sugeridos. Estas ubicaciones y personajes, en tiempo y espacio, respondían a la demanda de temas exóticos característica de la tendencia al medievalismo, el exotismo y el orientalismo propia de la sensibilidad romántica.
En España cultivaron el género José de Urcullu, traductor de Cuentos de duendes y aparecidos, Londres, 1825. Agustín Pérez Zaragoza, traductor, refundidor y autor de los doce volúmenes de Galería fúnebre de espectros, aparecidos y sombras ensangrentadas, 1831. Antonio Ros de Olano, Gustavo Adolfo Bécquer, con sus Leyendas en prosa, y José Zorrilla, con sus leyendas en verso, José de Espronceda (El estudiante de Salamanca), Miguel de los Santos Álvarez, y Pedro Antonio de Alarcón con algunos de sus Cuentos.
Pese a que no existió un movimiento definido como en otras partes de Europa, diversos escritores rusos incursionaron también en el género aportando relatos que exhiben como tema principal las brujas, los hombres lobos y otros personajes oscuros, propios del folclore eslavo. El primer autor, y más prolífico, en dedicar su pluma a los relatos de terror es Gógol, con algunos cuentos cortos como Viy (que cuenta con más de una adaptación cinematográfica), La noche de San Juan, y La noche de mayo o la ahogada.

Características de la Novela Gótica:

La intriga se desarrolla en un viejo castillo o un monasterio (importancia del escenario arquitectónico, que sirve para enriquecer la trama).
Atmósfera de misterio y suspenso (el autor crea un marco o escenario sobrenatural capaz, muchas veces por sí mismo, de suscitar sentimientos de misterio o terror).
Profecía ancestral (una maldición pesa sobre la propiedad o sobre sus habitantes, presentes o remotos).
Eventos sobrenaturales o de difícil explicación.
Emociones desbocadas (los personajes están sujetos a pasiones desenfrenadas, accesos de pánico, agitaciones del ánimo tales como depresión profunda, angustia, paranoia, celos y amor enfermizo).
Erotismo larvado (bajo la atmósfera de misterio laten conflictos amorosos mal resueltos y oscuros impulsos sentimentales. El paradigma de la doncella en apuros es muy frecuente; los personajes femeninos enfrentan situaciones que producen desmayos, gritos, llanto y ataques de nervios. Se apela al sentido de compasión del lector presentando a una heroína oprimida por angustiosos terrores que, normalmente, se convierte en el foco de la trama. Otro paradigma insoslayable es el de la figura masculina tiránica; suele tratarse de un padre, rey, marido o guardián que requiere de la doncella una acción indigna o inadmisible, sea el casamiento forzado, el sacrificio de su castidad o alguna acción todavía más siniestra).
Falacia patética (las emociones de los protagonistas intervienen en la apariencia de las cosas, o bien el clima que rodea una escena define el estado de ánimo de los personajes).

Introducción:

El adjetivo gótico deriva de godo, y, en efecto, en el contexto de este subgénero literario, gran parte de las historias trascurren en castillos y monasterios medievales. En sentido estricto, el terror gótico fue una moda literaria, de origen fundamentalmente anglosajón, que se extendió desde finales del siglo XVIII hasta finales del siglo XIX, como reacción al Racionalismo. En la literatura de terror moderna los viejos arquetipos no desaparecieron totalmente.

El movimiento gótico surge en Inglaterra a finales del siglo XVIII. El renacimiento del gótico fue la expresión emocional, estética y filosófica que reaccionó contra el pensamiento dominante de la Ilustración, según el cual la humanidad sería capaz, solo en uso de la Razón, de llegar a obtener el conocimiento verdadero y la felicidad y virtud perfectas; aunque el Romanticismo demostraría que tan insaciable apetito de conocimiento dejaba de lado la idea de que el miedo podía ser también sublime.
Las ideas de orden de la Ilustración van siendo relegadas y dan paso a la afición por el gótico en Inglaterra y así se va abriendo camino para la fundación de una escuela de este tipo de literatura, derivada de modelos alemanes.
Las narrativas góticas abundan entre 1765 y 1820, con la iconografía que nos es conocida: cementerios, páramos y castillos tenebrosos repletos de misterios, villanos infernales, hombres lobo, vampiros, doppelgänger (transmutadores, o doble personalidad) y demonios, etc..
Los ingredientes de este subgénero son castillos embrujados, criptas, fantasmas o monstruos, así como las tormentas y tempestades, la nocturnidad y el simple detalle truculento, todo ello surgido muchas veces de leyendas populares. La obra fundadora del gótico es El castillo de Otranto, de Horace Walpole (1765). Otras obras claves de esta corriente son Vathek (1786), de William Beckford, Los misterios de Udolfo (1794), de Ann Radcliffe, El Monje, de Matthew Lewis, publicada en 1796, Melmoth el errabundo (1820), de Charles Robert Maturin y Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki. El Romanticismo exploró a fondo esta literatura, casi siempre inspiradora de sentimientos morbosos y angustiantes, que alcanzó su máximo esplandor en el siglo XIX, a impulsos del descubrimiento del juego mórbido con el inconsciente.
Aunque Julio Verne cultivó sobre todo los géneros de aventuras y de la ciencia-ficción, existe una novela suya poco conocida que posee las características de la novela gótica: El castillo de los Cárpatos. Dicha novela es considerada como una "rara avis" en la produción de Verne y suele considerarse como su única incursión en el género de la novela gótica, reuniendo todos los elementos que la caracterizan: un castillo tenebroso abandonado, una bella cantante de ópera supuestamente secuestrada por un malvado noble (el Barón Gortz), un héroe enamorado dispuesto a rescatarla hasta enloquecer, supersticiones populares sobre fantasmas y aparecidos, etc... Escrita cinco años antes que Drácula comparte no pocos elementos con la obra de Bram Stoker.

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